Un blog de autodescubrimiento



Éste es el intento de crear un relato, un relato de un viaje. No un viaje hacia un lugar, un espacio físico, un país o ciudad; sino
un viaje interior. Es el intento de relatar un proceso, un camino, un caminar de dentro a fuera.

Con este relato pongo la intención de tratar de comprenderme mejor, comprender mi relación con los demás, con el mundo y la vida. Compartiré este camino con cualquiera que desea sumarse, en forma de un colash de reflexiones, poemas, relatos, noticias, música, videos, libros, artículos... cualquier tipo de expresión que me resulte inspiradora e enriquecedora.

¿Qué quiero decir con El Camino del Chamán? Empecemos por la primera palabra: Camino. Con esto me refiero a un proceso, un caminar. Un proceso de maduréz (que no es lo mismo que envejecer) y crecimiento personal. Como cualquier viaje al ir caminando los paisajes, las personas y las experiencias van cambiando; y con ellos uno mismo va cambiando y creciendo. Trato de plasmar esta transformación y evolución personal a lo largo de mi caminar interior.

Ahora la segunda palabra: Chamán. Con esto no me refiero exactamente al concepto de chaman en su sentido tradicional, es decir, como líder espiritual de una tribu que sirve de enlace entre el mundo terrestre y espiritual. (Aunque respeto profundamente las tradiciones originarias y ancestrales de las culturas indígenas, y me siento enormemente inspirado por su enorme sabiduría, pero no me refiero a esto.) Más bien utilizo el concepto de chamán en un sentido más genérico y general, me refiero a la intención de autodescubrimiento interior y personal. La búsqueda de una sincera, honesta y humilde comprensión de uno mismo en sus diferentes capas: físico, emocional, mental, energético y espiritual. Todo esto con la intención de hacer consciente lo que está inconsciente, y así poder conocerme mejor y aceptarme tal y como soy para así poder crecer y evolucionar.

Para lograr este intento parto de ciertos principios básicos:

- La humildad como punto de partida de cualquier conocimiento: "Lo único que sé es que no sé nada"

- "Conócete a ti mismo y conocerás el mundo"

-Sólo soy especialista en una única cosa: en mi mismo, y nada más.

-Para poder cambiar el mundo, uno antes debe cambiarse a si mismo: "Se el cambio que quieres ver en el mundo"

-Sólo uno puede crecer si antes se conoce, se acepta y se expresa tal y como es.

Dicho esto, pongo mi mochila a la espalda y me dispongo a recorrer mi Camino del Chamán a lo largo de la infinitud de mi ser. Si alguién quiere acompañarme, aunque sólo sea durante un rato, sería un verdadero honor. ¡Vámonos pues!

viernes, 24 de mayo de 2013

¿Cómo puedo ayudar salvar el mundo? Simplemente, sé feliz.

¿Cómo puedo ayudar salvar el mundo? Simplemente, sé feliz.



El impulso de querer cambiar quizás ha sido, es y será uno de los motores principales de la experiencia humana. Como impuslo y catapulta de nuestra propia evolución y expansión hemos sentido la necesidad de querer transformar, tanto a nosotros mismos como a la realidad que nos rodea. Cuando este impulso se apaga comienza a darse un proceso de estancamiento y putrefacción tanto en el individuo como en el colectivo. El deseo de buscar el cambio es un instinto innato en nosotros para garantizar transformación, experimentación y su integración.

Ante esta inquietud inerente al plano terrenal en el que vivimos hay que señalar un peligro, que como todo peligro surge del desequilibrio. Este peligro es pensar que al final de un cambio nos espera una recompensa o una especie de solución final a todos nuestros problemas y males. La consecuencia lógica de esto es el apego a las expectativas, donde acabamos en la trampa de pensar que la iluminación y felicidad reside en esa persona, ese lugar, ese título, ese trabajo, ese hijo, esa nueva escolaridad, esa nueva economía, esa terapia alternativa, esa nueva sociedad... si sólo tuviese, si sólo fuese, si sólo estuviese, si sólo encontrase... si sólo esto, si sólo aquello, si solo.... Acabamos en un círculo vicioso, ilusorio y ficticio. Acabamos en la rueda del Karma, y no me refiero a vidas pasadas, ni a recompensas ni castigos. El Karma, como lo empleo aquí, es una rueda que moviliza pero que a la vez atrapa. El Karma como ciclo de eterna repetición es una condición psicológica no filosófica ni espiritual.

Ahora una de las consecuencias de esa rueda de hamster, que no para y a la vez nos mantiene estancados en el mismo lugar, es la tentación de querer "ayudar" y "salvar" al mundo. Quizás este es el extremo del desequilibrio de este impulso del cambio. Cuando nos hemos perdido en la rueda, cuando nos encontramos inmovilizados y atrapados en la cómoda seguridad esteril donde no paramos de correr sin llegar a ninguna parte, entonces nuestra atención empieza a dirigirse al exterior. Empezamos a proyectar nuestra profunda degradación y ansiedad interna en los demás; empezamos a sentir que hemos de "ayudar" y "salvar" ese mundo insano y enfermo. Esto no es otra cosa que un delirio que surge a consecuencia de la profunda insatisfacción y total desconocimiento interno que tenemos de nosotros mismos.

El deseo de impulsar movimientos y proyectos nuevos es sumamente positivo, ya que ofrece la posibilidad de poder experimentarnos desde otro ángulo y así aprender para crecer. Expandirnos para después integrarnos, espirar para poder inspirar, separarnos para después unificarnos, desequilibrarnos para después equilibrarnos, ir del caos al orden. Pero este deseo no ha de buscar nada mas que la creación de nuevas experiencias y no soluciones para "ayudar" al mundo. Si buscamos soluciones para salvar el mundo, nos mantenemos adictos a expectativas externas para lograr llegar a ese lugar, tiempo o espacio que siempre esta por venir y que nunca llega... 

Para terminar diría que la forma de poder diferenciar una actitud sana y equilibrada, con respecto al impulso del cambio, de una actitud desequilibrada, adictiva y ilusoria es que el primero nos sale natural y el segundo requiere de sacrificio para llevarlo acabo. Ese impulso para cambiar ha de surgir y fluir de forma natural, libre y espontánea. El sacrificio para "salvar a mi hijo, familia o el mundo" es quizás una de las mas graves, egoístas y distorsionados errores que podemos cometer. Lo contrario al sacrificio es simplemente Ser, simplemente manifestarse y expresarse tal cual uno es. El síntoma para reconocer que esto se esté dando es la felicidad. La felicidad no es una meta a la cual llegar, no es un destino, no es una búsqueda. La felicidad es un estado en el camino, es un indicador de que estamos caminando por donde debemos. Es el mejor barómetro que tenemos para saber que estamos "ayudando al mundo".

Deja de tratar de salvar el mundo, pues el mundo no lo necesita. Lo necesitas tú.

¿Cómo puedo ayudar salvar el mundo? Simplemente sé feliz.


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